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lunes, 20 de julio de 2015

Mis libros: Drowning Instinct, Ilsa J. Bick



No tengo ni idea de por dónde empezar.
Quizá, como con cualquier otro libro, diría que me esperaba algo diferente. Quizá una protagonista deprimida asocial, los típicos compañeros de instituto y un boom como desenlace.
No me esperaba lo que Drowning Instinct me tenía preparado.
El libro empieza con Jenna y Bob, detective. Bob se encuentra a Jenna calada hasta los huesos después de un baño en un lago helado en invierno. Total, lo que solemos hacer todos los días.
Hay una historia.
Bob necesita esa historia.
Jenna tiene esa historia.
"- [...]Necesito la historia, Jenna. Necesito la verdad.
- Ya -dice ella-. Como si las dos fueran lo mismo."

Así que Bob le deja una grabadora para que, en intimidad, Jenna le cuente exactamente qué ha pasado, desde el incendio en el que sufrió graves quemaduras hasta cómo acabó en aquel lago.
Jenna es una chica... en realidad, Jenna es una chica que nunca podré terminar de conocer. Es el tipo de persona que conoce a las personas, está hecha de capas como las cebollas, y sólo te dejará verlas una a una si ella quiere.

Sin embargo, esas capas son medio translúcidas, y la única manera de ver a través de ellas es saber su historia.
Con ocho años, mientras estaba en casa de su abuelo, se vio envuelta en llamas. Literalmente. La casa ardió, y en aquel incendio casi mueren los dos.
Su abuelo sufrió un derrame cerebral aunque siempre fue un capullo incondicional, para que echarle la culpa al incendio.

"Nadie dejaría morir a una niña. Creen hacerte un gran favor manteniéndote con vida porque la tienes toda por delante."

"Debería estar muerta. Tal vez lo esté.
Eso estaría bien."

Jenna sufrió graves quemaduras. Tuvieron que operarla, y como resultado, ahora su cuerpo es un collage de injertos de piel y cortes.
Muchos cortes.
Por que una chica que ha vivivo una experiencia traumática, rodeada de terapeutas, cuya casa se siente menos un hogar que el hospital, con unos padres para los que es invisible y un hermano que les ha dejado, no pasa por la adolescencia como si la vida fuera un camino de rosas.
"En el psiquiátrico había otra chica que se cortaba. Grababa palabras y letras en su piel. Pero yo no.
Francamente, Bob: ¿cómo se graba un grito?"

Sus padres saben lo que su hija hace con su cuerpo, y deciden que es hora de un cambio.
Así que psico-papi decide que es hora de transferirla de instituto. Aunque Jenna se niegue, ¿qué más da? Por una decisión más a costa de ella entre el montón, no nasa nada.
En el primer día conoce al señor Anderson, profesor de química y entrenador de cross.
El señor Anderson es del tipo encantador-atleta-inteligente-devora-libros que siempre me hace tener un mal presentimiento.
Tengo que dejar algo claro: odio a muerte las relaciones profesor-alumna. Las odio.

La narración me gusta. Es fácil e intrigante. Jenna cuenta su historia a Bob, por lo que se expresa en segunda persona cuando su personaje interviene, el resto es en primera persona.

La familia de Jenna está loca. Psico-papi, como ella con tanto cariño le habla, es un cirujano con estrés, propenso a gritarle a los demás y algo agresivo. Sin mencionar que cada dos por tres se va con la excusa del trabajo a hacer una visita a sus enfermeras. Si me entiendes.
Su madre es amiga de la bebida. Ha heredado la librería que algún día perteneció a su madre, por desgracia, la librería se lleva más dinero del que genera. Ella también hace visitas a su médico.
Matt, el hermano. Esa el confidente y mejor amigo de Jenna. También su salvador, desde que fue él quien la sacó de la casa en llamas. Pero también era humano y tampoco aguantaba un segundo más en su casa. A los dieciocho se marchó, dejando atrás a su hermana. Sus padres estaban furiosos con él, tanto, que no volvieron a verle o hablarle. La única manera que tenía Jenna de contactarle era a través de un correo electrónico fantasma.

Matt en unos de sus correos le decía que fingía que ya estaba muerto. Sólo entonces podía dejar atrás su pasado.
"Convéncete de que estás muerta, igual que hace Matt, para que el pasado no pueda herirte."

Drowning Instinct es un libro diferente. Lleno de preguntas, quizá muchas no contestadas. Vale la pena leerlo hasta el final.

Creo que mi página favorita es la última. Es donde podemos ver un cambio real en la personalidad de Jenna, desde la chica buena que obedecía su padre a este personaje fuerte, que haría lo que fuera por amor.

Hay un punto en el libro en el que no sabes nada. No sabes si nos que salvaban eran los que en realidad necesitaban ser salvados. Si los que creías que merecían un escarmiento en realidad pedían a gritos en silencio por ayuda. No sabes distinguir el bien del mal, o del mal en el bien. No sabes, ni nunca sabrás, quién o qué es el villano, o si siquiera hay uno.






3.5/5




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